En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
Centro histórico, Pachuca, México
«Así mijo, fue como comenzó eso de la colonización antioqueña. De las miserias y el abandono, el paisa resurgió y se extendió al sur, a como lo dice su periódico, ése que me preguntaba, pues: hasta el valle del Cauca y claro que sí, parte del Tolima, tan lejos de Medellín de donde salieron a buscar su fortuna y una nueva vida con posibilidades. Esas familias mijo, fueron de antioqueños, sí señor, las familias de los paisas llegaron a Caldas, a Risaralda, al Quindio a poner sus finquitas».
«Así, a pesar de no haber nacido en Medellín, me considero parte de esa cultura paisa, soy echao pa’ adelante y no se me atora nada, ni me varo en ninguna parte, más embaucador que el berraco, amado por ser tan querido, agraciado como ningún otro; bueno pa poner la apuestica al que va a ganar y sabe qué, ¡me acomodo la bandejita completa y me queda para el guarito pa’ gastarlo en la digestión, pues!».
Jon Jairo se quedó ensimismado en sus pensamientos, recordando esos viejos tiempos descritos en los ahora presentes. Dicen que recordar es vivir y si por recuerdos fuera, seríamos inmortales, ¿cierto?
A su vez Jean Marie también se encontraba absorto en sus reflexiones. Tanto material para considerar… Cuán diferente Colombia a su país…
Jon Jairo irrumpió el momento de meditación compartida: «¡Cómo así, eamaría marica, pues! Se hace tarde y todavía me quedan unas vuelticas por hacer esta tarde. Qué pena, disculpe mi estimado Jean Marie, debo irme, pues esta pequeña tertulia tan buena se llevó más ratico de lo pensado. Verá, debo terminar de ver unos pendientes, pues mañana ya no estaré en Marsella y regreso hasta dentro de varias lunas llenas».