En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
«Ahora, un carriel traía un sinfín de cosas importantes, entre tantas de ellas, de seguro no faltaba el tabaco, un arriero sin tabaco, no era arriero, eamaría. Ni tampoco la platica, dos de las cosas más importantes a guardar y proteger contra todo. Ni tampoco faltaría con qué prender fuego para las fogatas, así como encender las linternas para disipar la oscuridad, en esas veces cuando les caía la noche andando el camino. También, ahí se guardaban la navaja para afeitarse. A esa se le decía la barbera; un espejito pequeño, ese era indispensable pa no cortarse con la barbera bien afilada. Y tampoco faltaba el peine, para arreglarse bien antes de llegar al pueblo, para no parecer gamín de la calle y que uno lo trataran bien y con respeto».
«Pa’ las noches, en algún compartimiento del carriel estarían guardadas las barajas, de esas del tipo española y en algún lugar de un compartimiento, unos dados para tirarle a la suerte y pa’ provocarla. En uno está el cómo le vaya de afortunado, porque en veces, las noches eran tan jóvenes al quedar listo el campamento y había de más de tiempo para jugarse la fortuna. Además, usted que no es de acá, deje y le cuento como a todos los paisas nos gusta eso de una buena apuestica, mijo, pero más que la apuestica, ¡nos gusta ganarla, sí mi señor de otros mundos!».