En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
Pasto,Nariño, Colombia
«Algunos de los pueblos y de las ciudades de hoy, así comenzaron su historia y su vida, simplemente como paradas en el camino. Simplemente eran lugares donde se juntaban las muladas y las cuadrillas de arrieros a pernotar. Los caporales estaban al mando y eran buenos para tratar a los animales, para negociar con los comerciantes y hasta de médicos y curanderos le hacían, con los animales y con su gente. Un oficio noble y arriesgao, el de la vida andariega y aventurera».
«Las jornadas eran de posada en posada, o en veces, a levantar campamento en el camino, al paso, pues. Y qué le parece, las distancias se medían en cigarrillos fumados o por fumar. Todo arriero, traía siempre unos bolsos de piel, con compartimientos plegables, haga de cuenta como si fueran acordeones, pero sin la música. A éstos se les llama carrieles, eran de piel y algunos muy trabajados y lo más de vistosos. Todavía hoy en día si va a Jericó, ahí puede ver como los hacen. La parte de enfrente, la que le dicen la portada, podía estar grabada a mano y era una verdadera obra de arte, sí señor… Además, los pelambres del a también le servían de adorno. El que heredé de mi papito, yo a mi vez, se lo heredé a mi hijo hace muchos años. No sé de seguro, me imaginó que lo trae su hijo o más bien, para estas alturas su nieto».