En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
San Antonio del Oeste, Río Negro, Argentina
«En las fondas se encontraba también el trago y las mujeres pa acompañarlo, un buen trago siempre lleva faldas pa’ bailarlas. En una buena fonda las noches eran largas. Bajo la luna y las estrellas se jugaba a la baraja, y más de uno, bien tragueado se peleaba con el otro, y con un poquitico de suerte uno le apostaba al ganador, pero no siempre, en la vida, mijo, hay que saber perder cuando toca. Luego aquellos después de un ratico, se reconciliaban y se volvían de lo más parce Rosario, amigos y pa’ toda la vida».
«En veces y frecuentemente, también se rezaba el rosario y se suplicaba pa’ los del purgatorio y para los familiares. Y claro, también se le rezaba al ángel que los guardaba de los males en el camino. ¡Eso sí, que se pasaba bueno en esas noches!», terminó con cierta nota melancólica y en su mirar, se remontó a los buenos tiempos, esos ya vividos y disfrutados en otras épocas, en otras juventudes pertenecientes a un pasado medio perdido en el tiempo».
Jean Marie lo veía con cierta curiosidad, con la duda de cuántos años tendría. No era posible pensar en él, como un fundador del pueblo a finales del siglo XIX. Suponiendo… si Jon Jairo hubiera nacido a principios del siglo pasado, a estas fechas tendrían más de ciento diez años. Le intrigaba Jon Jairo. Desde el primer momento, le pareció una persona envuelta en un aura de misterio y algo no le cuadraba del todo.