Aprovechando hasta lo último, pues…


En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros

 

Floreciendo Lomas de Cuernavaca, Temixco, México
Floreciendo
Lomas de Cuernavaca, Temixco, México

     «En esos tiempos, las familias acostumbraban a ser muy numerosas, entre más manos para trabajar la tierra, mejor. Todos trabajaban organizados por el caporal o el jefe, quien en las fincas era el padre de la familia, un sistema totalmente patriarcal. De alguna manera, todavía somos medio de patriarcado los paisas, pues en la familia el que organizaba el padre; el disponía y los demás seguían.

     Viera los testamentos de aquella época: A mi hijo Jon Jairo, le dejo mi carriel y mis botas pantaneras. Espero algún día siente cabeza y les de buen uso, pues todavía tengo mis dudas con usted. A mi hijo mayor Julián, le dejo mi la silla y el cincho pa su yegua Caprichosa, y los cuida para que le duren, pues todavía les queda mucho por dar, pero solo si lo cuida, ¡oyó Julián!, porque usted sí que es mano dura y todo lo daña; Y también le dejo mis dos camisas de vestir, las de color blanco. Esas se las pone para cuando vaya a tratar con los comerciantes, a negociar la venta del café, del maíz y la yuca; cómo te ven te tratan Julián y vos quedás al frente del negocio y de la familia, pues. Pero las tiene que aprender a cuidar, al igual que la finca. Mijo, nadie me regaló las cositas que dejo y vea que mucho trabajo me ha costado y Julián, usted a veces malparido…».

    Jean Marie se rió de buena gana al escuchar esto último y Jon Jairo con él. Le explicó cómo precisamente se trataba de una época en la cual todo se valoraba y hasta las cosas personales, se transmitían de generación en generación y ¡nada se dejaba de aprovechar, pues!


 

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