Colonizando nuevas tierras


En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros

 

La puerta de la Catedral Ciudad de Santa Ana, Santa Ana, El Salvador
La puerta de la Catedral
Ciudad de Santa Ana, Santa Ana, El Salvador

     «Por supuesto, Jon Jairo, si ahora en día con todas las comodidades, poca gente lo haría», contestó entusiasmado Jean Marie, momentáneamente olvidando sus incertidumbres.

     «Para entonces, la cuestión esta de la colonización ya estaba avanzada. Aparecían muchos pueblos nuevos de la noche a la mañana y por donde quiera. Igual y mucha actividad nueva, a la par. Buena parte del sur de Antioquia, ya se encontraba poblada, habitada y cultivada; fincas por acá y por allá, Finquitas pequeñas la mayoría, finquitas trabajadas por familias numerosas, para tener con quien trabajarlas, no faltó quien tuviera hasta más de veinte hijos, ¿cierto?

     En partes esto sucedió porque la minería había decaído y viera que tenaz se pusieron las cosas cuando cayó. Durante los tres cientos años que duró la colonia, lo único importante fue la minería. Todo giraba alrededor de los metales, sobre todo del oro, ese metal fue muy codiciado, antes como ahora en día, igualito pues. Antiguamente, en los tiempos previos a los Virreinatos y la Corona, el oro abundaba por todos lados. En los ríos se podía encontrar sin necesidad de socavar. A la llegada de los españoles, a los indígenas los pusieron a trabajar en eso de extraer los metales y las piedras preciosas, pues se los acabaron a los pobres nativos de sobre trabajarlos, una tristeza, compañerito».


 

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