En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
Centro histórico, Puebla, Mexico
Pues les diré que los fundadores de Marsella, llegaron precisamente de Villamaría. Todo comenzó cuando uno de los aventaos del pueblo puso el ejemplo, y los demás lo siguieron, o más bien lo seguimos. Yo me incluyo, como el burro y por delante, porque tocó andarme junto con toda mi familia: salimos buscando nuevas oportunidades, cuando menos, así decía mi apá y él hablaba poco pero bueno».
«¿Cuántos años tenía Usted cuando se fue, Don Jon Jairo? Disculpe tanta pregunta, pero créame, todo esto me parece muy interesante. Yo crecí muy lejos en otro país, y también en otros tiempos más recientes y claro, también con otras maneras muy diferentes de vivir y pienso que, hasta de pensar. Imagínese usted, yo a los veinte años, todavía seguía estudiando y me faltaban varios años para acabar. ¿Hace mucho tiempo de todo esto?».
Jon Jairo callado escuchaba y sonreía tranquilamente.
«Sabe», siguió diciendo Jean Marie, «cuando venía en el bus desde Medellín, veía fascinado por la ventana, tantas fincas por donde quiera y muchísimas casitas en el paisaje. Algunas de las casitas, se encontraban en lugares que me parecieron físicamente inaccesibles. Vi algunas en la cima de las laderas y me preguntaba, ¿cómo se habrán poblado todas estas montañas? Solo de pensar en caminar a esas casas tan remotas, cargando con la comida y las cosas que se necesitan para la casa… y así, me daba la impresión de como si esas fincas, sí estuvieran solas en el mundo, casi se podría pensar que en medio de ningún lado».
«Bueno, yo me preguntaba, ¿en qué momento se le ocurrió a toda esa gente venirse a establecer hasta allá en la cima de esas montañas, en esos sitos tan remotos y solitarios?».
Intrigado, Jean Marie lo asedió con sus dudas y sus inquietudes. Efectivamente se encontraba tan cautivado por la conversación que, hasta el sueño se le había espantado..