En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
«Claro que es posible, mijo. Vea, que si usted estuviera arriando a las mulas o a los bueyes, no sería capaz de llegar ni siquiera a medio camino de la primera posada», contestó con seriedad aparente la cocinera. «¡Usted está más difícil de complacer que unos caballos asomaos al balcón! Ahora resulta que El Señor, me puso a trabajar preparando una rica bandeja, para acabar tirando todo a la caneca de la basura, ¡sin cuando menos comerse la primera bandejita, pues!».
Ante la indescriptible cara de asombro de Jean Pierre, acabaron riendo las mujeres y Juan Pierre finalmente se les unió, comprendiendo que estaban jugando con él.
Doña Juli salvó la situación. «Niñas, ya se gozaron suficiente a nuestro invitado, ¿listo? Mire mi señor, ¡no se preocupe! Le podemos servir una media porción de la bandeja. Se llama una bandeja Jr. Ahoritica mismo, ya se la tenemos en espera, adentro de la cocina. La teníamos lista por si acaso… Como yo ya almorcé desde temprano porque debo salir a hacer unas vuelticas, ellas pueden almorzar las dos bandejas suyas, listo, ¿le parece? …».