En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
San Lucas del Pulque, Estado de México, México
Jean Marie se encontraba meditabundo, disfrutando la vista desde el balcón cuando escuchó a Doña Juli decir:
«Adelante Señor, bien pueda, su bandeja ya está servida y en la mesa», Jean Marie reconoció la voz de la dueña, pero enseguida escuchó otra voz femenina que le decía: «siga por favor, de tomar le ofrecemos mazamorra ¿listo?».
Volteó desconcertado y sin reconocer la voz. Se encontró con tres mujeres esperándole. Enseguida, alcanzó a advertir una cierta expectativa en el aire.
«Mazamorra… ¿es una bebida?» preguntó. Al estar formulando la pregunta alcanzó a ver su plato. Se encontraba dispuesto sobre la mesa, colocado en su lugar, luciendo imposiblemente enorme e indiscutiblemente interminable. Tal vez, hubiese quién pudiera llegar a considerar totalmente innecesario, el comentar cómo crecieron de manera desmedida los ojos de Jean Marie. Basta comentar como en el transcurso de ese momento, cuando finalmente su mente terminó de registrar la escena dispuesta frente a él, a Jean Marie le gruñó su estómago.
Lo observaban detenidamente Doña Julia, a su lado la chica simpática y bonita quién le había atendido durante el desayuno; finalmente, al lado de ella, la señora de la cocina, sencillamente, la encargada de hacer realidad las aventuras culinarias en la fonda. Inmutables, las tres mujeres lo esperaban con una pausada inquietud y sobre todo con una inagotable curiosidad.