En tierras de tinticos del libro Buscando tesoros
Centro histórico de Tlaxcala, Tlaxcala, México
De todo lo que le comentó Víctor Hugo, la mente del francés registró básicamente un solo dato.
«¿Un café expresso? ¡Es lo que tomo en Francia!», contestó Jean Marie, muy satisfecho con el descubrimiento.
Caminando hacia el café se encontró de nuevo con Jon Jairo al llegar a la plaza. Caminaron juntos y Jean Marie le preguntó acerca del temblor de 1999. Jon Jairo le explicó cómo sucedió precisamente al medio día, de un momento a otro. Le comentó que él se encontraba justamente en el cementerio cuando sucedió.
«Yo paso casi todo mi tiempo en el cementerio y ahí tocó estar cuando ese temblor…», comenzó a narrar. «Créame que ese día, sí se nos movió la tierra y fue la de malas, pues. Ese sismo estuvo de miedo, una vaina aterradora, oiga usted. Vea mijo, tantos edificios se cayeron o fueron dañados y eso, en menos de un par de minutos, pues, de qué forma tan rápida se nos puede voltear la vida».
«Qué pesar, tanta gente murió ese día o quedó herida, sobre todo, durante la primera réplica del temblor, al tratar de sacar sus cositas de las casas. Esa gente dio su vida para salvar unos cuantos trastes y cacharros, las cosas de su casa, sin duda, importantes para ellos, pero comparado con su vida… ¡qué pecado! Pues sí, oiga Usted, los temblores son como para aterrorizar a cualquiera. Hablemos mejor de cosas más alegres, ¿y a donde se dirige, vecinito?», le preguntó.