La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros
Niera, Caldas, Colombia
Un feliz día, Magnífico las esperaba con una noticia sorprendente. ¡Había llegado un circo a Bogotá! Lucían una exuberante exhibición de caballos. Adicionalmente, contaban con un espectáculo fuera de serie en el trapecio de altura. A cada una de las hermanas, le tocó y movió, una fibra sensible esta gran noticia.
Carito, escuchó atónita… ¡un espectáculo de caballos! Y la piel, inmediatamente se le enchinó, plena de anticipación. Mariana, no podía creer lo que escuchaba… ¡un trapecio de altura! Trataba de imaginarse un trapecio que no fuera limitado por las frondosas ramas del árbol.
Las dos hermanas se emocionaron íntegramente al escuchar la nueva. El circo llegaba el miércoles para abrir sus puertas el viernes, en una primera presentación de gala. Magnífico las invitó y les propuso llegar temprano el mismo viernes. «Yo conozco bien los circos y puedo lograr que entremos a recorrerlo desde mucho antes del comienzo de la función».
De esta forma se dieron las cosas: muy temprano, los tres se encontraban montados en el bus a Pereira, con destino final en Bogotá y, sin saberlo, dos de ellos, ultimadamente a una nueva vida. Y además ese bus cargaba con muchas ilusiones.
Las de Magnífico, de volver a saborear ese ambiente, una parte vital de los latidos de su corazón. ¡Lo echaba tanto de menos! Las ilusiones de Caro y Mariana, era su primera vez en este mundo que tanto había comentado Magnífico e incluso, ambas habían visitado y frecuentado, tantas veces por las noches en sus sueños.
Así fue como llegaron al circo ese día. Magnífico logró llegar hasta el corralón con las hermanas. Cuando Carito vio a Azlán, inmediatamente se reconocieron como miembros de un mismo destino. Carito lo saludó, Azlán la invitó a montar, y lo demás, es historia…