La lotería de Manizales


La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros

 


El Gato Cali, Valle de Cauca, Colombia
El Gato
Cali, Valle de Cauca, Colombia

     A los tres años, se volvió a embarazar, sin aún poder adaptarse a ese clima caliente de la ciudad. De igual manera, apenas comía, esa mujer de seguro vivía básicamente de puros líquidos. Por esa razón, las dos hermanas son muy esbeltas, y muestran una impresionante capacidad para ingerir todo tipo de líquidos, sobre todo, de esos que son del tipo del ron y del aguardiente, los que todavía hoy, se toman como si fueran agua.

     Al papá de las hermanas Marroqui, le apasionaban las apuestas y los juegos de la suerte. Todas las semanas sin falta, participaba en las loterías del Baloto y El Chance. En ocasiones ganaba y en la mayoría perdía. Como apostaba poco, también igualmente ganaba o perdía poco. A pesar de ya no vivir en Manizales, nunca le perdió la fe a la Lotería de Manizales, e invariablemente la jugaba. Cuando Carito iba a cumplir seis años, anunció que su suerte iba a cambiar, pues el Baloto y la Lotería de Manizales, se rifaban en el cumpleaños de la niña.

     Seguro de ganar, apostó todos sus ahorros y hasta pidió prestado. Cuál sería la sorpresa de todos, empezando por su padre, cuando sacó los premios mayores en ambos. ¡No cabía en sí de la felicidad! Con esa fortuna, los padres decidieron comprar una finca, en un clima más templado, donde no hiciera tanto calor.


 

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