Cartas van, cartas vienen…


La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros

 


Vista de la Plaza de Armas Centro histórico, Arequipa. Perú
Vista de la Plaza de Armas
Centro histórico, Arequipa. Perú

     Tal vez por pura y sana maldad, posiblemente respondiendo, un tanto, a una inocente travesura infantil, antes de salir de Lima, escribió la siguiente carta:

     Queridos y muy respetables padres, como ustedes saben bien por las escasas misivas que hemos intercambiado anteriormente, he estado recorriendo el mundo en la búsqueda de mi lugar dentro de él.
Con gran satisfacción, en lo personal como en lo profesional, les comunico la siguiente buena nueva. He encontrado mi destino y además, mi proyección como profesionista es insuperable.

     Parto mañana para integrarme a un circo mexicano. Se llama el Gran Circo de los Hermanos Garcia. Con ellos he firmado un contrato para continuar viajando y seré responsable de la salud de sus animales.
Confiando en que se regocijen de mi buena suerte, me despido respetuosamente, Oscar.

     Al cabo de un tiempo recibió un correo desde Barichara:

     Señor, nos parecen de muy mal gusto estos mensajes descabellados. Usted, con su sarta de bromas infantiles, acerca de haberse unido a un circo.

     ¿No le parece que ya es hora de regresar a las tierras que lo vieron nacer, y sentar cabeza como corresponde a una persona de su posición? Le tenemos ya varias candidatas muy buenas y de lo más de apropiadas, para que sumercé llegue a contraer matrimonio y establecerse como debe de ser. Esperamos que usted esté dispuesto a dejarse ya de esas maricaditas infantiles y tomar su papel como adulto responsable en el mundo.

     Esperando entre en razón y de lo más prontico posible, sus afectuosos padres.

     Oscar leyó la respuesta con cara compuesta hasta llegar al final, a la palabra afectuosos. En ese momento, no pudo contener las carcajadas y se sintió plenamente satisfecho, tal y como si él fuera el gato que se comió al ratón. Cuando trató de imaginarse a las candidatas, le volvió a ganar la risa, cómo le enseñó a decir Gabriel.


 

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