La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros
Oscar inmediatamente se interesó. Si había algo apasionante en el mundo para él, eran los animales y en particular amaba los caballos. Desde adolescente había colaborado como el asistente de uno de los principales veterinarios de Barichara y le había tocado asistir, a colaborar en la llegada al mundo de una muy buena cantidad de animalitos. En el camino, fue haciendo algunas preguntas acerca de la yegua, los síntomas que mostraba y otras particularidades para formarse una idea de la situación.
Llegando a la finca, Oscar pidió ir directamente a las caballerizas. Un ayudante se llevó sus pocas cosas a la casa, mientras ellos se dirigieron a ver a la yegua. Don Enrique, el padre de su amigo se encontraba con la yegua. Él se encontraba más nervioso que la misma Aurora.
Hechas las presentaciones Oscar pidió permiso para revisar a la yegua. Se encontraba acostada, tenía su mirada muy inquieta y gemía ocasionalmente, quejándose de sus malestares. Con manos expertas la revisó cuidadosamente, mientras con palabras suaves, a la vez la tranquilizaba.