Más allá de la frontera


La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros


Las calles de Pijao Pijao, Risaralda, Colombia
Las calles de Pijao
Pijao, Risaralda, Colombia

     Dos días después, se encontraba placenteramente arribado a la ciudad de Ipiales. Había atravesado más de la mitad de Colombia. Ahora disfrutaba de la satisfacción de haber llegado a la frontera con Ecuador. La noche anterior durmió en la hermosa ciudad blanca de Popayán. Recorrió contento sus calles y admiró sus bellas e imponentes construcciones coloniales.

     Ahora, tocaba adentrarse a un nuevo país desconocido hasta entonces para él y una eminente sensación de aventura se apoderó del viajero, ahora inmerso en su novedoso papel de trotamundos. Sin problema alguno pasó por los trámites de la frontera. Saliendo de la oficina de la migración ecuatoriana, dio su primer paso en un país diferente al suyo. Al plantar su zapato por primera vez en tierras ecuatorianas, Oscar sintió una fuerte emoción invadir su alma. La sensación fue totalmente gratificante y placentera…

        A unas horas de la frontera, cerca de la ciudad de Ibarra, tenía un amigo. Se conocían de la Universidad. Su amigo estudió Agronomía y ellos dos habían compartido un apartamento por un par de años. Se mantuvieron en contacto y Oscar había prometido visitarlo en la primera ocasión posible. El momento finalmente se había presentado.


 

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