La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros
Centro histórico, Ciudad de México, México
Le ganó al alba y madrugó cuando el sol todavía se encontraba por despuntar… por bañar al mundo con su esplendor diario. Bajo esa pálida luz, Oscar salió de la finca con un sueño por realizar y un rumbo por definir. Caminó lentamente al pueblo de Barichara y en el camino fue gradualmente despidiéndose de los paisajes de su niñez y de los inolvidables momentos de su juventud. En cada paso un recuerdo, en cada paso un momentico más de su vida.
Salió a San Gil en la busetica de las seis de la mañana. Llevaba su mochila negra, ligera en peso, pero cargada y repleta de ilusiones. En San Gil, desayunó una arepa con queso en El Terminal. Enseguida tomó un bus a la capital, un viaje relativamente corto a Bogotá en donde lo esperaba una nueva vida con ¡un mundo por descubrir!
Consciente de la enormidad de ese mundo, el mismo que se asomaba frente a él, tomó una decisión aparentemente sencilla, sin embargo, muy importante. Resolvió seguir la carretera panamericana: esa larga vía que une un continente y a las tres Américas, en su largo recorrido desde Alaska al norte, hasta la Patagonia en el extremo al sur.