La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros
Santiago de Querétaro, Querétaro, México
El abuelo jamás regresó y la abuela no volvió a prepararle su tintico por las mañanas, ni esperarlo a su regreso de la lectura de su libro. La abuela Inés jamás volvió a ver a su amado Diego. En el sobre se encontraba un mapa. El mapa decía donde había una gran cantidad de dinero y de oro enterrado, lo necesario para comenzar una nueva vida y en otras tierras lejanas al dolor y sufrimiento de la finca. Además, contenía una nota donde se despidió de ella, pidiéndole ser fuerte y salir adelante; pues, para entonces, la abuela, sin aún saberlo, estaba ya embarazada con la madre de Dora.
Los cielos escribieron la última página para mí, pero mi sangre seguirá viva en nuestra chinita. Yo sé que es una niña, pues eso también estaba escrito y en unos colores azules tan majestuosos, pues. Lo que jamás se borrará y lo veras todos los días al amanecer, pintado en el cielo, es mi amor por ti. Siempre suyo, Señora, Diego.
Al finalizar de su relato, Inés y Dora se fueron caminando calladas. Cada una iba absorta en sus propios pensamientos. Al llegar al parque, Inés se incorporó y le dijo a su nieta:
«Señora, Usted sin almorzar y vea la hora que es. Si me viera Diego que me diría. ¡A la hija de nuestra hija la tengo hambreada!».