Las aromática con aguapanela


La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros


Vista de la ciudad
Santiago de Querétaro, Querétaro, México

     «¿Cómo así, y ahora qué Papito, diga cómo le hacemos, pues?» Le pregunté asustada.
«Porque así están los cielos de mi fortuna, vea los colores; de hacer, nada que hacer. Le repito Señora, todavía de muertes, nada se ha escrito», me contestó.

     «Y pues, mija, así fue. Cuando nos llegó la noche, estábamos en eso de ya irnos a la cama a dormir. Entonces, llegó Migue con semejante cara de asustado. Se veía totalmente aterrado y le temblaba la voz al pobrecito. Temblaba de pies a cabeza al decirnos que había unos hombres armados y algunos venían a caballo y otros a pie.

     «Me pidieron que le dijera que lo están esperando y ¡para ya! Se encuentran allá fuera donde el portón, don Diego». 

     «No se asuste, todo bien, Migue», contestó tu abuelo y bajó a la cocina. Sacó algunas botellas de aguardientico y después de ponerlas en un morral, salió a encontrarse con ellos».
«Pues claro, yo me quedé muy asustada, la tembladera me la contagio Miguel. Pobrecito, él tan querido, bajó a la cocina y me trajo una aromática con su agua panela. La tembladera se me quitó, pero lo asustada, ni cuando, por Dios que con tantas historias de vecinos que a media noche… Ay mija, dese de santos que no le tocaron esos tiempos tan malucos…»


 

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