Sin comprender el porqué, los toleraba. En el fondo, sabía que no era de mala fe, sencillamente, manifestaban su profunda ignorancia.
Después del desayuno y de un poco de mejor ánimo, el Apá salió a buscar a la pequeña, dirigiéndose un poco pensativo hacia donde estaban los gallineros. En realidad, habían transcurrido algunos años desde que visitó esa parte de la finca, ya que venía funcionando bien sin necesidad de estar al tanto.
Por lo mismo, al entrar al primer galpón, se quedó completamente sorprendido. Las gallinas ya se encontraban tranquilamente afuera en su patio correspondiente al frente del resguardo, tranquilamente recorriendo a sus anchas y haciendo lo suyo. Los pisos bajo los gallineros se habían removido y se encontraban perfectamente relucientes de limpios. Los niveles de agua en los bebederos y de la comida en los dispensadores, se habían restablecido al nivel óptimo. El cobertizo lucía impecable cual fuera un quirófano de tan limpio y ordenado.
Extrañado por una parte y profundamente satisfecho en el fondo, salió, atravesó el patio intermedio y entró al segundo galpón. ¡De nuevo se quedó asombrado! El Apá de la niña, se encontró que también estaba terminada la tarea correspondiente. Todo estaba perfectamente ordenado y brillaba de limpio. En realidad, no se acordaba de ver los gallineros en tan buen orden anteriormente. Mientras tanto, Camila estaba haciendo tiempo en el tercero de los gallineros, en espera de la llegada de su papá.
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