Con el filo de una imaginación afilada, dejó un testimonio de su paso por esta vida..
Un par de años antes, en ese mismo viejo pino, ellos habían colocado un columpio. De alguna forma, ese majestuoso árbol se había íntimamente ligado a la historia de la pequeña familia, remontándose hasta sus orígenes.
Cuando ellos compraron la finca, mucho antes de la llegada de Magnífico al mundo, su Apito grabó las iniciales de su esposa, junto con las suyas propias, en el tronco del pino. En aquellos entonces apenas eran un poco más que niños. Él a sus escasos diez y seis años y ella de incipientes quince.
La vida les parecía una aventura por descubrir entre ambos y el mundo esperaba a que lo tomaran en sus manos. Ese acto sencillo fue tremendamente significativo, pues consistió en el equivalente a la verdadera toma de posesión de la finca. Junto a las iniciales, se encontraba también grabada la fecha, escrita en el tronco con los certeros cortes de su navaja favorita: Juntos en la vida y más allá de la muerte…16 de julio de 1934.