Capítulo XIII. De los habanos y de cómo explotan

¿A todo esto, qué es una diatriba abuelo?

—Es como el sermón del curita cuando la misa vos, pero al revés. —Con lo cual, los dos soltamos la gran carcajada.

Sin embargo, no faltaron ocasiones en que lo derribaron con las defensas y el armamento antiaéreo, aunque siempre encontraba cómo alejarse y aterrizar de emergencia en todo tipo de terrenos y situaciones. En una ocasión se rompió una costilla y se lastimó el brazo derecho durante un aterrizaje improvisado en un cultivo de algodón. Por las heridas le otorgaron una licencia para recuperarse. Durante este tiempo, fuimos con dos de mis hermanos y una de mis hermanas, a pasar unos días a una casa de la familia en las playas de Poneloya, a solamente quince kilómetros de León. Sobre la costa había un promontorio rocoso, con una cruz de fierro forjado, donde nos sentamos a ver el atardecer que iluminaba al cielo con sus colores rojizos.

—Aprendimos a darle mantenimiento a diferentes rifles esta semana abuelo. Los desarmamos, aceitamos y revisamos. —El abuelo se quedó muy pensativo cuando me escuchó—. En dos a tres años ya vamos a estar peleando y debemos de estar listos. Fijate abuelo, en la escuela ya se están reclutando desde los quince y yo acabo de cumplir los trece. Abuelo, decime como le hacés para no sentir miedo y salir a tus misiones, porque yo a veces no duermo del miedo solo de pensar en irme al frente.

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