Capítulo XIII. De la costa atlántica y de sus piratas caribeños
Últimamente, había advertido el peligro en no escoger de qué lado se quería ubicar. Se encontraba plenamente consciente de cómo el riesgo iba creciendo día con día y al paso del tiempo. Finalmente, decidió entre los Sandinistas y los Contras, respaldados por el gobierno de los Estados Unidos… con el corazón y después de explorar profundamente en su interior, buscando la mejor opción para su familia, sus amigos y su país también.
No era sencillo, tenía amigos y familia de ambos lados y simpatizaba con las posturas de los dos en parte, sin dejar de advertir contradicciones y cuestiones dudosas en ambas. Para bien o para mal, esa duda constante que albergaba en el fondo de la mente… ¡a partir de hoy quedaba atrás!
Cuál sería su sorpresa, cuando a su regreso, se encontró con un pelotón Sandinista esperándolo en la casa. Los soldados venían con una orden para su arresto bajo cargos de traidor y contra revolucionario (en realidad, esto significaba que no se había enlistado y se le había acabado el tiempo, por lo cual, casi de seguro lo fusilarían de inmediato).
El abuelo había arribado de excelente estado de ánimo a la casa, listo para presumirle su nuevo uniforme a la abuela y al resto de la familia. Se dice que lucía impecable y atractivo con sus ropas de oficial. En cualquier caso, de inmediato percibió la magnitud del peligro en que se encontraba.
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