Capítulo XII. De la costa atlántica y de sus piratas caribeños
Centro histórico de Pachuca, Pachuca, Hidalgo, México
—Ahora, te tengo unas buenas noticias y unas malas noticias. ¿Cuáles preferís primero?
—Epa, a ver. ¿Cuáles son las buenas noticias? —pregunté cautelosa.
—¡Los mariscos están de cachimba y la playa no tiene comparación! —se rió al ver mi cara de interrogación.
—Y, las malas noticias… ¿son?
—Bueno, bueno, bueno… Digamos que se requiere ser creativo en esta ocasión. Mirá, como no hay aeropuerto, ni siquiera una pista de tierra como cuando en Rivas, por lo tanto… ¡tendremos que improvisar un poco! Así que vamos a aterrizar en una de sus calles, de preferencia sugiero una de las más anchas y con menos tráfico. ¿Qué opinás del plan?
Así que continuamos nuestro rumbo al norte por un rato, cada cual absorto en sus propias reflexiones. El abuelo alcanzó a ver el pueblo antes de que yo lo hiciera. Yo estaba esperando una ciudad principal y cuando me mostró el pueblo, lo observé desde las alturas con sentimientos encontrados.
—Pero abuelo. Eso no es más que una aldea… Oh Tata en segundo grado. Eso que dijiste de escoger una calle… Demasiado fácil, si el pueblo solo tiene dos calles y ni una más.
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