Capítulo XII. De la costa atlántica y de sus piratas caribeños
—¿Se quedaron a vivir como esclavos, abuelo?
—No. Ni fueron solamente ellos. Trajeron a muchos más de Jamaica que entonces pertenecía a los ingleses. Luego, para que veas cómo es de irónica la vida, los mismos esclavos de Jamaica comenzaron a escapar para venir acá, buscando donde establecerse como hombres libres. Con el tiempo, este lugar se fue poblando con ingleses, franceses y holandeses principalmente. Algunos eran piratas y otros emigrantes, o cuando menos eso decían. ¿Qué te parece que hay hasta chinos en Bluefields?
—¿Vamos a aterrizar acá?
—¿Se te antojó un chow mein? —contestó riendo.
—No chinita, mejor vamos a deleitarnos con unos deliciosos mariscos, a unos 40 kilómetros al norte. Ahí se encuentra la segunda ciudad más grande de la región. Ya verás cómo es muy bonita. Hasta la han llegado a nombrar la Granada del Atlántico. Es una ciudad muy linda, pequeña y acogedora. Se llama Laguna de Perlas. Es del tamaño perfecto, ni demasiado grande, ni tampoco demasiado pequeña. Se encuentra sobre de la costa, junto a una laguna costera the aguas frescas y azules, cabalita en la mejor ubicación.
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