Hubo más de uno que argumentó que lo traía en la sangre… com o si con eso todo quedara satisfactoriamente explicado
Desde muy pequeño, Cipriano había manifestado un amor intenso hacia la música, Siempre que escuchaba alguna nota, algún tema, alguna melodía… se le notaba totalmente atento y abstraído. Particularmente, mostró una disposición innata hacia el piano y pasaba las horas durante las mañanas, callado, escuchando a su madre practicar en la sala de la casa. Pareciera que había heredado el talento de su madre, pero acrecentado.
Apenas había cumplido cinco años, cuando su madre lo sorprendió sentado al piano. Tocaba una melodía de lo más de sencilla, pero igualmente, revestida de una dulzura exquisita. Ella se quedó paralizada, observando y, sobre todo, escuchando cautivada a su hijo. Le parecía difícil de creer, que el pequeño Cipriano fuera quien estuviera sentado al piano, tocando con toda naturalidad esa tonada tan hermosa que escuchaba.
Sintió su piel erizarse de la emoción, mientras inmóvil, cual estatua, escuchó atenta al pequeño. Al terminar la pieza, Cipriano dio una pequeña pausa, sin advertir la presencia de su madre en la sala. Su madre, sin poder contenerse, irrumpió en una fuerte ovación cargada de sentimiento.
«¡Bravo, bravísimo!»
«Pero, Cipriano, ¡qué hermosa pieza! ¿Quién escribió esa melodía tan bonita? Y dime, ¿quién te ha enseñado a tocarla?», preguntó emocionada y tan llena de admiración, como de dudas.
Su hijo, sin entender sus preguntas, trató de contestar …
«No sé de alguien que la haya escrito, mamá. Ni tampoco de quién será. Creo que yo me la enseñe… solito. Es como cuando cierro los ojos y veo los colores. Aparecen solitos… solo sé que sucede y que me gusta… ¿Verdad que es muy alegre?».
Los cuentos En Inglés Comprar Facebook
………..
© Todas las fotos por edudelcorral