Y si fuera todo un sueño, ¿a quién le agradezco?
Vencido por el cansancio, de tanto caminar, volvió a dormitar y de las raíces profundas del árbol de los sueños se desprendió de manera, quien se atreviera a sugerir un poquitico mágica, el revivir con toda claridad, la infancia de nueva cuenta, tal y como si la estuviese viviendo fresca y lozana por primera vez.
Fue simplemente, nada más, ni nada menos, un ensueño que lo condujo de nuevo a sus nueve años, justo en esa única fecha de encontrarse celebrándolos. Con toda claridad, volvió a revivir aquellos entonces, ahora tan alejados de su situación actual.
Los sueños nos traen la memoria de tiempos pasados en un antaño remoto, pero no perdonan el comprender que, en el fondo, esos momentos fueron y ahora, ya no lo son. En lo más íntimo de sus pensamientos lo así lo entendió, no obstante, siguió adelante.