Los dioses hicieron a los mortales a su semejanza y ellos les pagaron con la misma moneda…
«Es una historia que no acostumbro narrar, comentó Angélica «y mucho menos, comparto mi interpretación de lo sucedido».
Pilar intrigada, inmediatamente le preguntó a que se refería.
«El caso, mi querida Pilar, es que yo entendía lo que estaba comunicando ese perro. Además; ese perro de ladridos tan particulares fue el mismo perro que, hoy día, hemos escuchado.
«¡No puede ser, querida Angélica! Con todo respeto que usté se me merece, pero considere que si ése, es el mismo perro que usted escuchó a los cinco años, diría que han pasado demasiado años desde entonces. Tendría que ser un animal exageradamente longevo. Hasta donde yo tengo entendido, los perros no viven tantos años».
«Tienes razón, Felipe. Los perros no viven más de unos quince años en general. Quince años es mucho para la mayoría de las razas. Y sí, en efecto, han pasado más de quince años desde ese día», agregó riendo, «pero es de poco tacto preguntarle a una mujer cuanto suman estos años transcurridos, ¿no le parece? …».
Con esa pequeña broma, la abuela de Pilar disipó el ambiente y pareciera que el sol brillaba de nuevo en los cielos de Bogotá.
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