Etiqueta: Quindío

  • Compartiendo ilusiones y sueños

    Compartiendo ilusiones y sueños

    La vida sin sorpresas… sencillamente no es vida      «En el pino», contestó Magnífico con una amplia sonrisa.      «Usté ya me perdió, mijo. Entonces, no pasa nada, usté tranquilo, solamente buscamos otro lugarcito para los almuerzos y listo, ¿cierto Papi?». Preguntó volteando a ver a su esposo. Lencha mugió con cara de…

  • Una idea original

    Una idea original

    En ocasiones lo más difícil en la vida es mantenerse fiel a nuestras propias convicciones Finalmente, su Apito rompió el silencio diciendo: «Bueno y a todo esto, mijo. ¿Dónde fue que les provocó construir la casa?». «Pues, vea Apá. Yo le pregunté a la Camila cuál de los dos lugares le gustaba más para una casita.…

  • El madrugador

    El madrugador

    Y en cuantas ocasiones su abuela querida lo amonestó con uno de sus refranes favoritos: No por mucho madrugar, amanece más temprano, mijo… Al cabo de un rato de silencio, mientras ordeñaba a la meditativa Lencha, su Apito le preguntó a Magnífico: «Y entonces, mijo. Estará pensando casarse con Camila más adelante cuando sean mayorcitos».…

  • Cuestión de interpretaciones

    Cuestión de interpretaciones

    Las conversaciones más sencillas y sin embargo, las más enmarañadas      Algunos días después, se dio una conversación de Magnífico con su Apito. Su Apito ordeñando a la impasible y siempre tranquila Lencha y Magnífico en la ordeña de la inquieta Camila. Ella igual que su tocaya se movía y quería andar los caminos…

  • Llegando a la meta

    Llegando a la meta

    Intentar lo desconocido, puede ser aún más satisfactorio que alcanzarlo      Se escuchaban los gritos de la muchedumbre, dispuesta en ambos lados del camino frente al portón. Observaban entusiasmados a los dos corredores acercarse a una velocidad impresionante. Muchos de los niños se encontraban encaramados sobre el cerco. Hasta Lencha y las otras vacas, poco antes…

  • Tres caballos y dos yeguas

    Tres caballos y dos yeguas

    Y cuando al fin, el pez mordió el anzuelo, el pescador quedó irremediablemente enganchado Aureliano Marroquí manifestó una pasión por la raza equina desde niño. Aprovechando su nueva situación económica y gracias a la generosidad del azar, invirtió en tres caballos y dos yeguas. Siempre hábil para detectar las posibilidades de negocios, compró una zorra…

This site is protected by wp-copyrightpro.com