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Destinos de vida
Para evitar malos entendidos, quiero aclarar no tener queja alguna con el plan de vida que se me asignó. Bien hubiese podido nacer en la ciudad de La Paz, a los tres mil seiscientos metros de altura. Una hermosa ciudad engalanada por los picos majestuosos de la cordillera, recubiertas perennemente con sus relucientes ruanas blancas…