La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros
Guatapé, Antioquia, Colombia
Extrañaba profunda y desesperadamente a su mamá, sobre todo en momentos como estos, al encontrarse a solas con el desinterés de sus abuelos. Se sentía atrapada en una situación sin salida. ¡Cuánto echaba de menos las mañanas en la casa cuando aún vivía su madre!
En un fin de semana como éste, se levantaría y ayudaría en la cocina a preparar el desayuno. Hablarían de esto y de aquello mientras exprimía el jugo de naranja o calentaba las arepas. Esos días, su papá todavía no había olvidado cómo sonreír y lo hacía a menudo. Tristemente el carácter alegre y despreocupado de su padre pertenecía al pasado. En su imaginación recreó la risa de sus padres en la casa por las mañanas, mientras desayunaban juntos sentados en la mesa del antecomedor.
¿Y ahora, de quién soy hija? se preguntó. Cuando menos con respecto de Abundio y Katalina, la respuesta la tenía muy clara. Se sintió muy brava al pensar: ¡No me siento como si fuera su nieta, ni siquiera, soy la nieta de los fines de semana!
Perfectamente intuía que, en la vida de sus abuelos, no había cabida para una niña. Tal vez cuando sea una mujer mayor, ella me acepte en su mundo de adultos; pero mientras tanto, ¿qué se supone debo de hacer, desaparecer y volverme invisible…?