Jugando con las anémonas


Capítulo V   De tristes poetas enamorados

La ensenada Isla Ometepe, Rivas, Nicaragua
La ensenada
Isla Ometepe, Rivas, Nicaragua

El establecimiento de mi bisabuela estaba ubicado en la zona de Costa Azul, famosa por los diferentes lugares para comer y su gran oferta de platillos con comida del mar.


—La Isla del Cardón, donde se encontraba nuestra casa, estaba a poco más de veinte minutos en lancha desde el puerto, siempre y cuando el mar estuviera tranquilo. Cuando estaba picado el mar, nos tocaban unos quince minutos más, de ir botando en la panga con las olas y a veces, llegábamos verdes de lo mareados, pero, al fin y al cabo, contentos.


—Las únicas construcciones en la isla eran la casa y un viejo faro. La casa en sí era muy amplia. Los grandes ventanales y los balcones con sus terrazas contaban con vista al mar. La playa era de arena blanca y fina. Tenía una pendiente suave y era muy amplia, un lugar ideal para jugar y retozar junto al agua. Hacia el sur, cambiaba a rocosa y en esa parte, se formaban unas pozas muy bonitas. Se llenaban con las mareas altas y se descubrían cuando bajaba la mar. Me gustaba picar a las anémonas y verlas retraerse.


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