Reflexiones de una vida que fue tan larga como cortica…


Fragmento de El libro que jamás vio la luz


Vista desde el balcón El Salado, Envigado, Antioquia, Colombia
Vista desde el balcón
El Salado, Envigado, Antioquia, Colombia

     Y un día, como este día, y tal vez, al igual que cualquier otro, Dora preguntó:
“Decime, abue, decime Inés, cuando tantas horas vos pasas al balcón, ¿qué es lo que ves?”
“Ay, mija, mija linda… ¿cómo decirte lo que que se ve con tanto correr de los años?. Veo mi vida que pasó tan rápido. Veo que ya estoy cerca de la meta a la que llegamos todos. Veo lo agraciada que fui en esa carrera y lo mucho que la fortuna me sonrió”, contestó dulce, como siempre,.
“¿Y qué me puedes decir, a mí me que me encuentro en la salida de esa carrera, como vos me decís?”
“Mija, ay mija. Que la vivás. Que la disfrutés en cada minuto, en cada instante, en cada respiro de tu pulmón que busca los aires de vida. Así, cuando llegues como yo, tan cerca del final… podás decir con todo cariño y respeto…. ¡Vida, no te acabes! Solamente dame un último respirar, una última carcajada, esa risa y sonrisa de quien llega satisfecha al final. Entonces como yo dirás, fue cortica, pero que tan buena…”
 


English version                       Fragmentos perdidos           


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