Comiendo helados en el café


La nieta de fin de semana del libro Buscando tesoros


La plazoleta Guatapé, Antioquia, Colombia
La plazoleta
Guatapé, Antioquia, Colombia

     En San Gil, a un par de cuadras de la plaza de mercado, se encontraba el Río Fonce. Lo atravesaba un puente de acero pintado en color amarillo, donde la carretera a Piedecuesta y Bucaramanga, la capital del departamento, cruzaba el río y entraba a la ciudad. Ahí, a una cuadra del puente y del mercado, se encontraba El Terminalito, a donde llegaban las pequeñas buseticas desde Barichara, las veredas y los otros pueblos de los alrededores.


     En ocasiones, cuando no se encontraban los tíos de Dora en la finca, los abuelos paternos llamaban a Inés para pedirle el favor de recibir a la niña en su casa ese fin de semana. La abuela gustosamente accedía. ¿Cómo no la iba a recibir en su casa, si Dora mantenía un lugar en su corazón? En ocasiones, ciertos gestos de la niña le recordaban tanto a la mamá de Dora: tan parecidas a esa misma edad; ay mija, qué prontico te nos fuiste. En paz descanses… pensaba Doña Inés.


     Al colgar el teléfono negro, una antigüedad en impecable estado, siempre se quedaba muy pensativa al respecto. Pero Inés, con ese carácter suyo, templado al rojo vivo de los malos tiempos que vivió y sufrió cuando jovencita, no se quedaba sumergida en tristezas por largo tiempo. A la vida siempre: ¡buena cara! La llevaría a comer helados al café Santa Lucía, esa casa colonial a una cuadra del parque central, con su patio interior y las mesitas de madera, bajo la sombra acogedora de las sombrillas Rojas, decoradas con el logo amarillo de la cerveza Club Colombia.
     


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