Capítulo 4…Bautizando a las celebridades
Dicen que el tamaño del hombre se mide por el alcance de su imaginación. Con esos enredos que se fabricaba, seguramente el abuelo ¡se remontaba a las alturas mismas del Cielo, a contarle a la misma Virgen del Trono, la historia de las celebraciones en su honor! Así, la conversación transcurrida entre ellos, allá en los cielos y plácidamente sentados en las nubes, si por él fuera, seguramente hubiera transcurrido como algo así:
—Andate, pero andate bien derechito vos. Finalmente, cuando le llegó el rumor a los santísimos y castos oídos del señor obispo, a éste, se le hizo fácil imponerle la manda de repetirlo todos los años (que ya me veo a ese viejo como la gozó, porque dicen que entre ellos no había buenas migas) Esto lo hizo el señor obispo, más que nada, en conmemoración de ese gran acontecimiento… (dejame y aclaro perfectamente), aquí no estoy hablando de mi bautizo, aunque ese no dejó de ser muy importante e incluso fundamental vos. Sino más bien, de que cuando menos una vez al año: ¡al condenado cura se le viera trabajando y desquitando las limosnas!
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