Capítulo 3… Las cotorras de Chinandega

     El abuelo se llamaba Jairo Alonso Díaz Álvarez García y Hernández, cuando menos así constaba oficialmente en su acta de nacimiento. Nunca se presentó como tal. Para aquellos que lo conocían personalmente, él era Jairito o sencillamente Jairo.

     Mi abuelo Jairo nació en la ciudad de Chinandega (en el año de 1941), al noroeste de Nicaragua y cerca de la frontera con Honduras. Decía con su característico sentido de humor (a veces negro y bastante seco), que cuando él nació, no quedaba de esa ciudad más que un pueblo bicicletero de iglesias bonitas. Él se refería a la serie de intensos bombardeos, que sucedieron trece años antes de que él naciera, durante los cuales se destruyeron la mayoría de las casas más antiguas y hermosas de la Chinandega colonial. Esto se debió a un encuentro más entre los conservadores y los liberales (otra raya ni se le notaba a ese tigre). En aquella ocasión, los bombardeos de la ciudad fueron consecuencia de la campaña del general Sandino, para expulsar a las fuerzas armadas de los Estados Unidos (en particular los Marines) del territorio nicaragüense.

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