Cuanta gente camina las calles y pasa imperceptible, siendo en realidad tan extraordinarios que con el transcurrir del tiempo y cuando han pasado de esta vida, la historia misma los reconocerá y les abrirá su lugar para siempre
Sucre, Chuquisaca, Bolivia
«Cuando sea grande voy a tocar igual que el señor que estaba al centro, el señor de pelo blanco. ¿Cómo es que se llama eso que tocaba el señor?».
Sonriendo, su padre la vio fijamente por un largo momento y después le contestó:
«Se llama música»
«Papito, pero cómo así. Ya sé que se llama música, pero la cosita esa que tenía para hacerla, la cajita de madera que frotaba con un palito con hilos amarrados, eso que sonaba tan bonito, ¿cómo es que se llama?».
«Esa cajita es un instrumento musical, al igual que los otros y se llama violín, mija».
«Pues entonces, cuando sea grande tocaré el violín. Y lo voy a tocar para que suene igual de bonito».
Sucre, Chuquisaca, Bolivia
«Mejor el piano, es más apropiado para una nenita, mija».
«¿Suena igual que un violín?».
«Pues no… es muy diferente, pero es mejor para sumercé».
«¿Mejor? Qué pena, pero no muchas gracias… será mejor cuando ya esté tocando el violín».
Sucre, Chuquisaca, Bolivia
Su padre se quedó sin saber que contestarle a esa determinación que observó en su hija de tan escasos años, pero con una fuerza indomable, claramente manifestada en otras ocasiones.
Sucre, Chuquisaca, Bolivia
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