Si tuviera que apostar entre La Muerte y El Tiempo, yo le apostaría todo mi dinero al segundo de ellos. Esto lo afirmo sin lugar a dudas.
Amar sin olvidar, del libro Buscando tesoros por edudelcorral
Vista de la ciudad
Peña Blanca, Humahuaca, Argentina
«Y tú, Felipe, a los treinta y cinco, ya estás con un pie en la puerta, ¿no te parece? Te diré, a pesar de los años, te mantienes bien conservadito, mi amor». Contestó Pilar en tono juguetón, sobre todo, al ver su reacción ante la edad de la maestra. Retomando con mayor seriedad el tema, siguió adelante:
Humahuaca, Jujuy, Argentina
«La verdad de las cosas, a mis ocho años, me parecía exageradamente mayor y de edad incalculable. En mi mundo de aquel entonces, los que tenían más de doce, tal vez hasta los catorce años, los considerábamos como unos viejos. Es más, esa fiesta tan simbólica de las que cumplían los quince años, significaba cómo habías pasado a pertenecer al mundo distante y desconocido de los adultos. De ahí para ‘delante, todos eran viejos, unos más y otros menos…».
Peña Blanca, Humahuaca, Argentina
Felipe se quedó pensativo, recordando cómo pensaba a esa edad. Indudablemente Pilar tenía razón. A los ocho años, treinta y cinco años parecen una vida eterna…
«Al día siguiente fuimos al funeral. Fue mi primer encuentro cercano con la muerte. Hasta ese momento, jamás había estado en presencia de alguien que hubiese fallecido. ¡Qué impresión nos causó a todas nosotras! En medio de la sala, se encontraba un féretro blanco. Sorprendida, advertí una pequeña ventana hacia el frente. Al acercarme, te podrás imaginar el sobresalto que me causó al ver a la maestra. ¡Por Dios, Felipe! el pánico que me produjo vislumbrar su carita a través del vidrio. ¡Ay mijo, que por poco y grito del susto! Sabes, hay impresiones que jamás se borran y te aseguro que esa fue una de ellas».
Humahuaca, Jujuy, Argentina
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