Concierto nocturno

Pastando Carretera de Arequipa a Juliaca, Perú

Y cómo teje delicados encantos con los efímeros hilos de su imaginación


La campiña de altura Carretera Arequipa a Juliaca, Perú
La campiña de altura           Carretera Arequipa a Juliaca, Perú

Pensativa se sentó al piano y lo destapó. Definitivamente, ese tema ofrecía un gran y vasto potencial. Con la mano derecha, tocó la melodía escuchando atentamente cada nota y cada pausa, de los dos sencillos movimientos y su pequeño puente intermedio, repitiéndola desde el principio al terminar la primera vuelta.

Respirando hondo, se quedó inmóvil, despejó su mente recitando lentamente un mantra de meditación aprendido en su juventud. Esto era una parte vital de su rutina antes de tocar el piano, ya sea en privado como esta noche, o en una repleta sala de concierto. Sin parar, acomodó las dos manos ligeramente sobre las teclas y comenzar a tocar a un bajo volumen, casi inaudible, aún en el silencio profundo de la noche.

La manada Carretera Arequipa a Juliaca, Perú
La manada           Carretera Arequipa a Juliaca, Perú

Los años de experiencia la condujeron en la elaboración sobre del tema. Gradualmente fue explorando y desarrollando cada una de las tres frases, sucesivamente explotando su riqueza intrínseca, cautivada por las armonías y construcciones resultantes y la belleza de la música que fluía en el aire.

El volumen, conjuntamente con la velocidad, fue aumentando conforme avanzaba, alejándose de aquel temita inocente e ingenuo, a través de una serie de construcciones secundarias de una belleza incuestionable. Sin embargo, la melodía original, se mantenía presente, muy sutilmente y en el fondo de la composición.

El ojo de agua Carretera Arequipa a Juliaca, Perú
El ojo de agua           Carretera Arequipa a Juliaca, Perú

Y al fin, el concierto comenzó a regresar, llevando el desarrollo explosivo del tema a su necesaria conclusión, gradual y lentamente, poco a poco, disminuyendo el volumen y la velocidad hasta alcanzar la nota final, la que quedó sostenida en el aire por un último y breve respiro. Al dejar de sonar ese acorde final, perdiéndose en el silencio de esa noche, se escuchó un aplauso entusiasmado a sus espaldas. Al voltear, se encontró con Don Felipe, quien ya se encontraba de pie aun lado del sillón y con una sonrisa que se extendía a todo lo ancho de su cara.

Pastando Carretera de Arequipa a Juliaca, Perú
Pastando           Carretera de Arequipa a Juliaca, Perú

 

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