Tal vez mi querida señora, buscamos las cosas de manera equivocada, y aunque estén de frente no las reconocemos en lo que son.
Fragmento de El Tesoro, en el libro, Buscando tesoros
«Verá su merced», contestó sonriendo alegremente el maestro, «ese libro le gustó mucho a Camila. No me atrevería a afirmar que lo recordó de aquellos entonces, cuando su mercé le leí y ella escuchaba desde el vientre… pero tampoco lo negaría», contestó pensativo. «Claro, las historias son entretenidas y las aventuras tan fantásticas del famoso Sherlock Holmes, atrapan por su narrativa tan particular. Sin embargo, más allá del entretenimiento, me pareció muy interesante cómo ella, se identificó plenamente con el pensamiento analítico del personaje principal y con el método científico».
«A partir de esa lectura, Camila cambió drásticamente. Comenzó a estructurar sus pensamientos con una lógica irrefutable, de una manera muy clara y extremadamente precisa. Pareciera que absorbió los principios lógicos del razonamiento al leer los ejemplos del libro y se apropió de ellos para sí».
Con este comentario, la mamá de Camila se quedó momentáneamente absorta en sus propias reflexiones. Sintió, sin duda, una mezcla de satisfacción por las palabras del maestro, que hablaban tan bien de su hija. A la vez, con mucha tristeza reconoció lo poco que conocía a su hija. Con gran pesar, comprendió que esta persona que se encontraba sentada junto a él, conocía de una manera más profunda y completa a su hija, la misma, que ahora le parecía en cierto modo una desconocida.
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