Sí, sin duda eran su familia, los conocía y los quería, pero no por eso… estaba de acuerdo con su pensamiento
Cuando entró su Apá al siguiente gallinero, Camila comenzaba apenas a sacar a las gallinas al patio. Las ventilas estaban abiertas y el aire se sentía fresco y limpio. Llevaba un libro abierto en la mano izquierda, un grueso tomo que se veía bastante pesado. Con la otra mano, ágilmente abría los cercos y arreaba tranquila a las gallinas que, sin más, desfilaban hacia el solar.
Al verla con el libro en mano, la cara de su padre se descompuso y cambió a una mueca de menosprecio. Camila volteó justo a tiempo para advertir su cara de desaprobación, reacción que, en realidad, ella ya conocía de sobra y demasiado bien.
Confundido y sin saber qué decir, decidió confrontarla. Se le quedó viendo severamente a los ojos y comenzó a decirle con voz firme:
«¿Conque esas tenemos, mija? Y usté, ¿piensa que le voy a creer que arregló esos gallineros en el poquitico tiempo que tardé en terminar mi desayuno? Me parece que usté no me conoce, mija…y que tiene mucho por vivir y más por aprender de la vida»
La pequeña sí conocía bastante bien a su Apá y sus desplantes. Por lo mismo, tranquila y sin inmutarse lo escuchó hasta el final. Sosteniendo su mirada, segura de sí y sin desafío, esperó antes de responder pausadamente:
«Sí señor, tiene toda la razón».
Los cuentos En Inglés Comprar Facebook
………..
© Todas las fotos por edudelcorral