Dudas había pasado por vida y muchas de ellas, pero jamás hubo alguna que la llegase a aniquilar. Finalmente, a esas negras noches inevitablemente terminaban en un nuevo amanecer con su propia luz…
La Amita se veía agotada. Como si hubiese peleado contra una tormenta que violenta y sorpresivamente la había asaltado, volcando su mundo habitualmente tan tranquilo y apacible. No alcanzaba a comprender lo sucedido durante esa mañana. El día había comenzado tan bien…
¿Cómo era posible que su niño quería montar su propia casa? Ahoritica mismo, resulta que se nos va a dormir bajo otro techo. Y, ¿cómo así, que ese niño se nos convirtió en hombrecito y tan de pronto, pues? ¡No señor! Además, ¡para irse a vivir con la Camila, por Dios! Si solo son un par de culicagaos y les falta tanto… Muy querida la china, eso sí, pero cómo que ayudándole a montar la casa en árbol. Hasta por un momentico, ya me había convencido.
Finalmente, ella rompió bruscamente el silencio.
«Y a su mercé, ¿qué le pareció todo esto?», preguntó a su esposo con una genuina cara de preocupación.
Los cuentos En Inglés Comprar Facebook
© Todas las fotos por edudelcorral