La vida sin sorpresas… sencillamente no es vida
«En el pino», contestó Magnífico con una amplia sonrisa.
«Usté ya me perdió, mijo. Entonces, no pasa nada, usté tranquilo, solamente buscamos otro lugarcito para los almuerzos y listo, ¿cierto Papi?». Preguntó volteando a ver a su esposo. Lencha mugió con cara de interrogación y a su vez, volteó a ver al Apito.
«Pero, si todo bien, Amita, no hace falta buscar otro lugar», se adelantó a contestar Magnífico. «Vea, nos provocó la casita del pino» afirmó triunfalmente, orgulloso de la idea de Camila.
«¿¡La casita del pino!?». Prorrumpieron a coro los dos.
«¡Homme!». Exclamó su Apito sorprendido.
«¡Ave María!». Profirió su Amita angustiada
Lencha y Eugenia mugieron en unísono, mientras afuera se escuchó rebuznando la Georgina queriendo participar en la tertulia.
Y el silencio que siguió a continuación, se interrumpió bruscamente al abrirse de pronto el portón, alcanzándose a escuchar la dulce voz de Camilita, quién alegremente saludó a todos, mientras hacía su sorpresiva y ocurrente entrada al cobertizo de las vacas…
«Buenos días, vecinitos. Y ¿cómo les amaneció, pues?».
Los cuentos En Inglés Comprar Facebook
© Todas las fotos por edudelcorral