En ocasiones lo más difícil en la vida es mantenerse fiel a nuestras propias convicciones
Finalmente, su Apito rompió el silencio diciendo:
«Bueno y a todo esto, mijo. ¿Dónde fue que les provocó construir la casa?».
«Pues, vea Apá. Yo le pregunté a la Camila cuál de los dos lugares le gustaba más para una casita. Ella me contestó que en el claro del pino».
Su Amita intercedió sonriendo. «Ese claro es de lo más bueno para la casita. Me gusta la idea y mucho. En medio del claro quedaría lo más de bien. Más adelante se pueden cultivar flores al frente y que hagan juego con los balconcitos y sus maceteros colgantes de colores».
«Pues, si Señora, pero no precisamente es en el claro. Camila pensó en los almuerzos del domingo. Oiga, su mercé, si construimos ahí, los vamos a dañar. Eso sí que estaría de lo más maluquillo, ¿no le parece?».
«Pero como así, mijo. Entonces, ¿dónde, pues?». Preguntó intrigado su Apito.
Magnífico sonrió un débilmente, anticipando la reacción de su madre…
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