Al voltear la vista para atrás, comprendió que ese gran amor de su vida fue además, el más divertido…
«Oiga Camila, por fin ¿cuál le provoca más, una casita atrás del huerto o en el claro del pino?».
«Pues, la verdad es que ninguna de las dos».
Magnífico se quedó extrañado y muy pensativo.
«Y entonces ¿dónde va a querer la casita, pues Camila o piensa vivir al aire libre y bajo las estrellas?», le preguntó fingiendo inocencia.
«Homme no diga bobadas, ni siquiera la Georgina duerme desarropada de techo con estos fríos tan berracos», contestó Camila mientras se arreglaba el cabello cuidadosamente.
«Vea, su mercé dice que atrás del huertico, ¿cierto?».
«Si señora, así me dijo mi Apito».
«Pero a usté que le gusta andar trepando en lo alto como los micos, ahí se la va a pasar de lo más aburrido, ¿no cree? Si ahí está de lo más plano y pa todos lados».
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