La pregunta más difícil de su vida, la formuló de niño
«Oiga Camila, estuve hablando con mi Apito. Dice que el año entrante ya dejaremos de ser niños, ¿cómo le parece?». Comentó Magnífico con un cierto aire de misterio.
Sin poder resistir el dejar pasar la oportunidad, Camila se lo gozó al contestarle:
«Homme, yo todavía lo veo como medio culicagao, Su mercé todavía no anda y ya quiere corre, ¿cómo así? ¿De pronto en un año ya va estar muy crecidito, pues? Ni con la leche de la Lenca me parece que su mercé vaya a dar el estirón».
«Vea Camila», contestó un poco serio, «Mi Apito me dijo que podía escoger una pequeña parcela para mi próximo cumpleaños. Él dice que bien pueda, ya sea atrás del huerto o en donde el pino. Yo le quería pedir su opinión, ¿cuál le provoca más?».
«¿Y por qué no le pide le regale a la Georgina pa que monte en ella cuando va para pueblo?». Le contestó sabiendo perfectamente a donde iba la conversación.
«Pero Camila, si es para construir una casita, montado en mula no se puede vivir toda una vida y menos dos… a mí me parece que la que trae montada es Usted y conmigo, pues».
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