En el lejano pasado, encontramos sembradas las semillas de nuestra actualidad
Al final de la misa salieron todos entre alegres conversaciones y risas. Casi de inmediato se dio la carrera tan esperada. Cuando con voz clara y firme, el Profesor Rafita dio la salida. Magnífico observó a ese chiquillo, que había sido él, junto con Danilo, gradualmente tomar la delantera respecto a los otros chicos. En su mente desfilaron la multitud de sensaciones y emociones intensamente vividas en aquel día tan memorable.
Recordó claramente su mayor preocupación durante esa interminable carrera: ¡Camilita estaba observando! En realidad, eso era lo que me le angustiaba. Al terminar la carrera vio a Camila acercarse y con una sonrisa decirle alegremente en voz baja:
«Yo vi cuando tropezó sumercé. ¡Qué suerte para Danilo! De no haber sido por ese resbalón que dio, Usté habría ganado y tan fácil, pues». Reconfortado los dos se fueron riendo y felicitaron a Danilo, quien ya había recogido su trompo con el Profesor Rafita. Con qué añoranza contempló esa escena y conmovido su mente voló recordando el día anterior a ese cumpleaños tan especial.