Y entendió lo imposible de moverse sin mover al mundo consigo
Tal y como sucede, cuando un niño jugando, pasa la mañana arrojando piedras hacia el centro de un estanque,
y éstas, al caer van generando pequeñas perturbaciones que se propagan en su paso con rumbo a las orillas del estanque; así, las inocentes bromas de su Apito, sin él proponérselo, llegaron a trascender al arribar a las márgenes de la fértil imaginación del niño.
De esta manera se dio el que, en sus sueños, Magnífico comenzó a sentir una poderosa atracción fascinante hacia ese desconocido mundo de tanta vida vibrante. En sueños respondía a ello, visualizándose como protagonista de ese seductor universo.