Perdió tantas cosas en la vida, pero jamás extravío sus sueños…
Consecuentemente en algunas noches quietas de la finca, cuando el campo y sus alrededores se tornaban introspectivos y se acobijaban para dormir serenamente durante la noche,
Magnífico yacía con su cuerpo acostado en la camita de su dormitorio de la finca, mientras su espíritu, se encontraba tan lejos y vivía las aventuras de convertirse momentáneamente, aunque sea por unos frágiles minutos, en un famoso y renombrado personaje central y estelar del circo, admirado y reconocido por las multitudes que de todas partes se reunían para disfrutar de sus proezas.
Sueños ocasionales, tal vez, no tan frecuentes como él hubiese querido; sin embargo, sus incursiones imaginarias a ese universo lo llenaban de momentos de suprema felicidad, Tan así que, una vez felizmente concluidas, le permitían despertar con una enorme sonrisa de felicidad, de regreso una vez más al mundo real en la finca de sus padres.