“He visto fronteras donde los países se unen por medio de puentes que se levantan sobre los mismos ríos, barrancos o cañadas que los separan. He visto otras donde los países se separan por los abismos entre sus culturas que se antojan casi imposibles de remontar y de cruzar”
“El tesoro” En el libro Buscando tesoros
Sucedió durante una mañana cuando su madre salió a recolectar unas cebollas al huerto. En su camino, pensando qué iba a preparar para el almuerzo, de pronto escuchó la vocecita del niño, preguntándole inocentemente hacia donde se dirigía. Al voltear a buscar de dónde provenía esa voz tan conocida para ella como madre, pero sin entender de dónde provenía.
Cuál sería su sorpresa al encontrase con el niño a más de dos metros de altura, cómodamente sentado sobre el último escalón y con una amplia sonrisa de oreja a oreja.
En esa ocasión, a Magnífico le tocó regaño uno de sus primeros regaños en la vida. El primero fue cortesía de su madre. Asustada le pedía, suplicaba, insistía, ordenaba, gritaba y exigía que bajara de esa escalera tan alta, ¡qué no ves que te vas a caer, pues!