Y no por mucho madrugar, amanece más temprano
Magnífico se quedaba pensativo antes de responder: “Pero, si por más que trato, no me abren antes los ojos, viera Usté que sí trato y con todas las ganas, pero no se me da despertar más temprano”.
Su padre lo escuchaba muy serio, mientras, por dentro, se divertía con la pregunta, pues conocía de sobra lo que quería escuchar el niño.
“Pues claro, se le pegan de tanta pereza que Usted se carga, cuando crezca y se vuelva juicioso, ya madrugará más…” contestaba en broma su padre, quien en realidad se sentía muy orgulloso de su hijo y de cómo él colaboraba con buen ánimo en todo el quehacer de la finca.